E
n enero de este año, investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos detectaron una nueva variante de Ómicron, la mutación del coronavirus que domina la segunda etapa de la pandemia. Se trata de un linaje denominado XBB.1, que a partir de su aparición comenzó a crecer muy rápidamente, y dio otras subvariantes. en la actualidad, incluso cuando la emergencia sanitaria fue superada, los científicos siguen de cerca la evolución y la circulación del coronavirus, y alertaron que este paciente lejano de la cepa original representa casi todos los contagios en el planeta, incluyendo la Argentina. Esto preocupa, ya que las actuales vacunas, incluso las bivalentes, no tienen una protección óptima para esta nueva etapa, lo que cual puede abrirle una nueva ventana al Covid-19. Según los reportes internacionales, esta mutación es la más extendida. En Argentina, el último Boletín Epidemiológico informó que casi todos los nuevos contagios desde la segunda semana de abril corresponden a esa última subvariante. Ante esto, las vacunas actuales, incluso las bivalentes, pierden su fuerza, lo que genera una chance de una suba de los casos, para lo cual se comenzarán a adaptar las nuevas vacunas. Así fue confirmado al diario Clarín por Rodrigo Sini, jefe del Area de Vacunas para Enfermedades Respiratorias de Mercados Emergentes del laboratorio Pfizer. “La vacuna bivalente se va a dejar de utilizar porque la variante XBB está más relacionada con la enfermedad”, afirmó desde Brasil. “Estamos en un momento de transición. La producción de la vacuna bivalente no se frenó por completo pero será así en un tiempo, por pedido de la FDA de Estados Unidos (tras una recomendación de la OMS). La tecnología tiene que seguir a la evolución del virus”, agregó Sini.
La OMS informó que ahora está vigilando principalmente a dos sublinajes de Ómicron que resultan de interés. Son los sublinajes XBB.1.5 y XBB.1.16. esto obliga a tomar medidas, para frenar la posibilidad de una suba de contagios. La principal, la vuelta de las vacunas monovalentes, que tiene un doble motivo. El primero es que la variante de Wuhan ha desaparecido o su marginalidad la vuelve prácticamente inexistente. El segundo es más interesante y tiene que ver con la forma en que el Covid-19 interactúa con la vacuna que busca hacerle frente. “Las recomendaciones más recientes del Grupo Técnico Asesor en Vacunas contra Covid-19 de la OMS es la utilización de vacuna con linajes descendientes de XBB.1 como XBB.1.5 y que las futuras formulaciones de vacunas contra la COVID-19 deberían dejar de incluir al virus ancestral (cepa de Wuhan)”, dijo en una nota con el portal Infobae el ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología y jefe de infectología del CEMIC, Pablo Bonvehí. A nivel global “estos cambios pueden tomar un tiempo para que se generen pero creo que esa será la tendencia en las nuevas vacunas contra Covid-19″, afirmó el experto. En Estados Unidos ya se decidió el cambio. Un grupo de asesores independientes de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de ese país votó recientemente a favor de recomendar que se actualicen las vacunas para la temporada de vacunación 2023-2024 que se iniciará en el otoño boreal (la primavera en el hemisferio sur). Y las farmacéuticas han presentado a fin de junio la evidencia científica y solicitaron la aprobación de la agencia reguladora.
XBB.1.5 es producto de la recombinación: dos descendientes de BA.2, la subvariante que impulsó una modesta oleada de casos en Estados Unidos en abril de este año, intercambiaron partes de su código genético, lo que dio lugar a 14 nuevas mutaciones en las proteínas de espiga del virus en comparación con BA.2, y a una nueva subvariante, XBB. Esta mutación provocó una oleada de casos en Singapur este otoño pasado, pero no llegó a ganar mucho terreno en Estados Unidos. Aquí, tuvo que competir contra un montón de variantes que circulaban conjuntamente y que habían evolucionado de forma independiente algunas de las mismas mutaciones, lo que las hacía más parecidas. David Ho, catedrático de Microbiología e Inmunología de la Universidad de Columbia, probó recientemente en su laboratorio virus diseñados para tener las espigas de XBB y XBB.1, así como BQ.1 y BQ 1.1, contra anticuerpos de la sangre de personas que habían sido infectadas, que habían sido vacunadas con las vacunas bivalentes original y nueva, y que habían sido tanto infectadas como vacunadas. Su equipo también probó 23 tratamientos con anticuerpos monoclonales contra estas nuevas subvariantes. Descubrió que XBB.1 era la más escurridiza de todas. Tenía 63 veces menos probabilidades de ser neutralizada por anticuerpos en la sangre de personas infectadas y vacunadas que BA.2, y 49 veces menos probabilidades de ser neutralizada en comparación con BA.4 y BA.5. La hegemonía de la subvariante XBB.1 (con los sublinajes XBB.1.5 y XBB.1.16) tampoco determinaría un mayor riesgo de contagio o agresividad del Covid-19, según la evidencia recabada hasta ahora. Sin embargo, para mantener a raya la circulación del virus hace falta que la vacuna se renueve y dé en el blanco de la manera más ajustada posible.