E
n una reciente cumbre realizada en República Dominicana, los países que forman la Organización Panamericana de la Salud (OPS) acordaron realizar un seguimiento conjunto de enfermedades trasmitidas por mosquitos. Es que este año hubo brotes de importancia de varias de estas patologías, en especial de dengue. En el marco del Día Internacional de Lucha Contra el mal, que se conmemora el próximo sábado, especialistas argentinos pidieron tomar medidas respecto de la prevención, ya que el país viene de la peor epidemia de su historia, con 28.511 casos positivos en 18 de las 24 jurisdicciones que conforman el país. Este número, afirman desde la ONG Mundo Sano, podría escalar hacia casi los 300 mil “debido a que muchos son asintomáticos y, si bien estamos en pleno invierno, la notificación de pacientes confirmados parece no terminar”. En el marco de esta fecha, la entidad organizó distintas actividades, donde destacó que los casos de dengue, al igual que la propagación del Aedes Aegypti, “pueden incrementar de manera repentina y en pocas semanas podemos pasar de unos pocos casos a miles de ellos”. Si bien es una enfermedad que tiene una letalidad muy baja, y mayoritariamente no requiere atención médica, cuando se tienen cientos o miles de casos, esa pequeña proporción que sí la requiere es suficiente para saturar el sistema de salud. Cuando uno mira como son las curvas de incidencia, en un momento, se puede ver que prácticamente el 50 por ciento de los casos confirmados se da en dos o tres semanas. Es decir, que en dos o tres semanas los sistemas de salud tienen que absorber la respuesta a esa cantidad brutal de pacientes en determinados momentos en algunas localidades. Y, probablemente, sea ese uno de los daños principales”, aseguró el doctor Tomás Orduna, ex jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en Hospital de Infecciosas F. J. Muñiz y miembro del Comité Científico de la Fundación Mundo Sano.
El brote de dengue obliga a tomar medidas en todos los niveles, afirman los especialistas. Hoy en día, existen estudios que muestran modelos de prevención para que podamos estar preparados a lo largo del año. De acuerdo con las temperaturas mínimas y máximas, uno puede estimar cuánto tiempo se puede prolongar la presencia del mosquito y tomar las medidas que sean necesarias. Y, con la aprobación de la vacuna el pasado abril, se agrega una nueva herramienta para una gestión integral para la prevención del dengue. Si bien el Aedes aegypties un mosquito doméstico, se encuentra tanto en el interior de las viviendas, como en sus alrededores. Existe una gran cantidad de sitios que el mosquito aprovecha para depositar los huevos; los recipientes y objetos que pueden contener agua, al menos por una semana, se constituyen como los principales criaderos de este mosquito vector. “La vacuna es una herramienta más. Tenemos que sumarla a las acciones que hemos utilizado para intentar obtener mejores resultados. Estaría mal relajarnos con una vacuna que no tiene un 100 por ciento de protección. Las vacunas vienen para ser un instrumento más para prevenir los casos y los brotes de dengue”, finalizó Orduna. Por eso, es importante que la comunidad adopte medidas apropiadas para el manejo preventivo de estos potenciales criaderos y reducir el impacto del dengue y las demás enfermedades transmitidas por este mosquito. Las tareas de limpieza y mantenimiento en los patios y fondos de las viviendas son fundamentales. Es importante eliminar los objetos que se encuentran en desuso, para evitar que acumulen agua; vaciar y limpiar las paredes de los platos que se encuentran bajo las macetas; cambiar el agua de los bebederos de los animales y floreros; y limpiar las canaletas y cajas sanitarias de los patios y lavaderos. Y, en el caso de contar con depósitos de agua, se recomienda limpiar periódicamente sus paredes internas con una esponja con lavandina y taparlos para evitar que los mosquitos depositen sus huevos.
Terminar con el mosquito es uno de los objetivos para frenar los contagios, y así evitar que circule el virus tan abiertamente. Por eso varios científicos buscan que los transmisores de las enfermedades de dengue, zika y chikungunya puedan eliminarse de forma temprana, evitando así un brote de casos, como ocurrió en la Argentina a principio de año. Según explicaron los investigadores, el dispositivo de detección del mosquito Aedes aegypti forma parte de un sistema de monitoreo que permitirá alertar a autoridades municipales y sanitarias sobre la presencia del mosquito para que puedan tomar acción en la eliminación de los criaderos. Para ello, se instalarán trampas para mosquitos con cámaras que capten la presencia del vector y que cuenten con un software que envíe esta información a un lugar centralizado donde se vayan recolectando los registros. Este sistema es una “actualización” de los dispositivos conocidos como ovitrampas, y que ya se utilizaban en distintos lugares: pequeños frascos de vidrio pintados de color oscuro adaptados para atraer al mosquito, y que requieren una revisión semanal para que no se transformen en un criadero. Esta mejora presenta un recipiente dividido en dos compartimentos separados por una malla; el de arriba es por donde ingresa el mosquito y el de abajo contiene un poco de agua, que funciona como cebo. Cuando el dispositivo capte la presencia del mosquito, va a tomar una fotografía que será enviada a las autoridades correspondientes, que corroborarán de qué se trata, y que -en caso de que se trate de alguno de los mosquitos peligrosos- se procederá a emitir el alerta y a tomar las acciones necesarias.