A
través de un número de teléfono de la Argentina, muchos pacientes de Uruguay logran acceder a medicamentos traídos de nuestro país, lo que genera alarma en las farmacias orientales. El mecanismo es bastante sencillo: se hace el pedido por mensaje, y se retiran en un local de Atlántida, En el departamento de Canelones, al norte de la capital Montevideo. Quien los lleva ingresa al país vecinos unas pocas horas, y se retira. Esta actividad fue calificada como “viajeros fantasmas” por la Asociación de Farmacias del Interior, que adelantó que denunciará ante autoridades sanitarias y aduaneras el tráfico de tratamientos, que son más baratos por la devaluación y el tipo de cambio favorable a los uruguayos. La maniobra ya había sido advertida por los farmacéuticos, en especial en localidades fronterizas como Paysandú y Salto, y ahora llegará al Ministerio de Salud y la Dirección de Aduanas, según diversos medios uruguayos. "Nos preocupa el control sanitario de los productos que llegan y rompen con la trazabilidad y las normas de cuidado de la salud. Pasan productos que no se conocen los laboratorios", aseguró Ivonne Moreno, presidenta de la Asociación de Farmacias del Interior. Para buscar una solución, pedirán una audiencia a las distintas autoridades e insistirán en que los reciba el presidente Luis Lacalle Pou. Este no es el único foco de venta irregular a países limítrofes desde suelo argentino, ya que se asegura que en Mendoza llegan pacientes chilenos a comprar a las farmacias locales, lo mismo que pasa en Posadas y otras ciudades desde el Brasil.
Luego de detectar la llegada indiscriminada de medicamentos de la Argentina, las farmacias del interior decidieron ir a fondo con su denuncia. Así lo confirmó al diario El País el responsable de comunicación de la Asociación, Jorge Pereyra. Según sus dichos, la diferencia cambiaria con el país vecino “lleva un tiempo afectando al sector que ha tenido que reducir costos para subsistir”. En este caso, denuncian por "viajeros fantasmas" que ofrecen traer medicamentos desde la vecina orilla, dejan un teléfono de contacto argentino y una dirección en Atlántida que aparentemente funciona como lugar de retiro. El texto, que será enviado una vez que tenga la firma de la presidenta de la Asociación, solicitará a los ministerios y a Aduana la regulación de este tipo de acciones. "AFI viene hace muchos años trabajando con lo que es la venta ilegal de medicamentos", expresó Pereyra y aseguró que este problema se suma a una lucha contra la venta ilegal de medicamentos en ferias vecinales y comercios no habilitados por el MSP. Varios establecimientos han "caído" en comprar medicamentos a través de este sistema, añadió. Según Pereyra, el riesgo de estas prácticas recae en que las empresas vendan medicamentos sin una habilitación sanitaria que compruebe su calidad. Recalcó, además, que el MSP "no ha hecho ninguna intervención" en los negocios que han caído en estas prácticas. "Los únicos habilitados son las droguerías y/o farmacias habilitadas", subrayó.
En departamentos (provincias) como Paysandú y Salto, limítrofes con la Argentina, "el impacto es más grande. Pero nos ha pegado en Montevideo, en la costa y el área metropolitana, porque en esas zonas hay (personas) con más posibilidades de viajar también" por su nivel de ingreso, declaró Gonzalo Miranda, presidente de la Cámara Uruguay de Farmacias y Afines, que reúne a algunas cadenas y propietarios de establecimientos del rubro de menor porte. Estas maniobras se dan en momentos que las farmacias uruguayas están en plena crisis, según sus entidades. Según un relevamiento de la AFI, la pérdida de ventas entre sus asociados se fue profundizando. En 2021, cuando todavía regían ciertas restricciones por la emergencia sanitaria a raíz del Covid-19, fue de 20 por ciento respecto al año previo, en 2022 el porcentaje de caída "se duplicó" y en lo que va del 2023 "se triplicó", aseveró Moreno. "Estamos en el peor momento", se lamentó. Por esa situación de "agonía", en los departamentos de la frontera hay "varias farmacias en venta", pero no aparecen compradores porque sus números son "un fierro caliente, con balances desastrosos, una rentabilidad casi negativa", agregó.