E
l mal de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa crónica y progresiva que afecta principalmente a las funciones cognitivas, como la memoria, el pensamiento y la capacidad para llevar a cabo tareas diarias. Es la forma más común de demencia en el mundo y suele manifestarse en personas mayores, aunque también puede afectar a personas más jóvenes en casos menos comunes. El Alzheimer es altamente prevalente en todo el mundo. En 2020, se estimaba que había aproximadamente 50 millones de personas que vivían con demencia, y se espera que esta cifra aumente en las próximas décadas debido al envejecimiento de la población. Dado que aún no hay una forma de curar o prevenir completamente esta enfermedad, se vuelve cada vez más importante adoptar hábitos que permitan ralentizar su avance y brindar una mejor calidad de vida a las personas que la atraviesan, muchas de ellas en sus hogares. En este tiempo, afirman los especialistas, se avanzó en la lucha para intentar mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero se admite que la cura “está lejos”. Así lo firmaron en el marco del Día Mundial de Lucha contra el Alzheimer, que se conmemora cada 21 de septiembre para generar conciencia respecto del mal.
“Todavía no hay disponibles tratamientos eficaces contra todos o la mayor parte de los síntomas ni que la curen definitivamente”, indicó la investigadora Diana Jerusalinsky, quien no obstante manifestó que hay "optimismo" en la comunidad científica. "Estamos aún lejos de una cura en el sentido de que no tenemos en las manos una o varias drogas que proporcionen un tratamiento eficaz contra todos o la mayor parte de los síntomas", dijo Jerusalinsky, directora del Laboratorio de Neuroplasticidad y Neurotoxinas (LaNyN) del Instituto de Biología Celular y Neurociencia Profesor Eduardo De Robertis (IBCN) en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sin embargo, explicó que tanto la comunidad de terapeutas de todas las especialidades relacionadas como los profesionales involucrados en salud e investigadores están "mucho más involucrados en la búsqueda de esas terapias con estrategias más adecuadas, investigando los mecanismos de la enfermedad mucho más que hace unos años". "En el último tiempo surgieron varias drogas específicas", añadió. Dentro de los trabajos para el desarrollo de tratamientos, Jerusalinsky junto a Sergio Ferreira, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), codirige una investigación que logró el desarrollo de un vector "capaz de entrar en las neuronas y allí producir un anticuerpo artificial que ataca una de las proteínas que se desarrollan patológicamente en el Alzheimer y forman las llamadas placas seniles constituidas por proteínas de beta-amiloide agregadas", describió la especialista. El vector, que fue probado en varios modelos animales, arrojó buenos resultados ya que logró revertir el déficit de memoria.
El desarrollo de anticuerpos que atacan la proteína beta-amiloide es una de las líneas sobre la que se está trabajado a nivel mundial, pero -a diferencia de lo que se viene observado en la investigación de Jerusalinsky y su equipo-, "por el momento las terapias con anticuerpos son muy costosas y han generado varios efectos colaterales indeseables", describió. "También hay un informe de la Clínica Mayo de los Estados Unidos sobre ensayos con inhibidores de las enzimas que producen esta proteína beta-amiloide; pero en todos los casos estos inhibidores han tenido efectos colaterales indeseables riesgosos y tampoco produjeron mejoría en los aspectos cognitivos por lo que prácticamente están siendo dejados de lado", abundó la investigadora. Y continuó: "Por otro lado están las terapias antiinflamatorias que se siguen desarrollando sobre todo a un nivel cada vez más cercano a las vías moleculares involucradas en la inflamación, y esto también produce alivio y mejorías temporales, sobre todo en los estados de déficit cognitivo leve o en etapas tempranas de la enfermedad". Más allá de lo que se investiga en la actualidad, la especialista describió que "entre los tratamientos que más se están utilizando están los 'anticolinesterásicos', que son inhibidores de la enzima acetilcolinesterasa, lo que mejora el funcionamiento de las vías colinérgicas (que utilizan acetilcolina como neurotransmisor) y suple la deficiencia de algunas neuronas colinérgicas de la base del cerebro; esto produce cierta mejoría en los síntomas, que suele ser temporal".